Parece una paradoja –irracionalidad en una literatura de aspecto científica, es decir, base lógica-, pero esa es la visión que se desprende de una primera lectura de la obra “Hacedor de Estrellas” (Starmaker, 1937), del escritor británico Olaf Stapledon (1886-1950).
Mediante una estructura progresiva, Stapledon nos va mostrando la insignificancia de un hombre en la infinitud del cosmos. Pero no sólo de un hombre, también de la humanidad, del resto de razas de la galaxia -variopintas y variadas- y de los propios astros. Así hasta arribar al ente supremo que nos propone el autor: el Hacedor de Estrellas.
Me ha sorprendido, no se si se debe a cuestiones de traducción, la confusión que presenta el libro entre los términos crear y hacer. El segundo requiere materia prima, el primero se hace de la nada. Según el concepto del Ser Supremo que aparece en la obra, éste es creador, no hacedor. En ningún momento se especifica que requiera material para realizar su obra, sus universos.
También me disgustó en cierto modo su planteamiento. Para Stapledon queda como algo similar al Dios de los cristianos, es una visión demasiado occidental. Es un paso más en la abstracción del Dios que recoge La Biblia, pero a mi juicio es simplista esta visión de Stapledon después de la asombrosa y angustiosa presentación que recoge del universo y de su historia.
Un punto a su favor consiste en la teorías de orden biológico aplicado al desarrollo de civilizaciones que nos presenta en cada planeta, como los seres planta y los seres simbióticos, además de los procesos de desarrollo futuro como el momento culmen de la creación de una mente cósmica en la que todos los seres del universo están mentalmente conectados entre sí.
Como colofón final recomiendo su lectura ya que posee, a pesar del estilo ensayístico que convierte su lectura en una tarea más ardua, innumerables aspectos que convierten a esta obra en un clásico de la CF.
No hay comentarios:
Publicar un comentario