Esta genial y clásica película de Ciencia Ficción no podía estar más en boga hoy dado que está programada la realización de un remake de esta joya fílmica que será producida por Steven Spielberg y dirigida por Stephen Sommers, conocido por malas producciones de índole comercial como ‘La Momia’ o ‘Van Helsing’.
Ficha técnica:
EE.UU., 1951Título original: When Worlds CollideDirección: Rudolph MateGuión: Sydney Boehm. Adaptación de la novela homónima del año 1932 escrita por Edwin Balmer & Philip Wylie.Producción: ParamountMúsica: Leith StevensFotografía: W. Howard Greene IMDb:
ISBN('tt0044207', '');
Reparto: Richard Derr (David Randall); Barbara Rush (Joyce Hendron); Peter Hansen (Dr. Tony Drake M.D.); John Hoyt (Sydney Stanton); Larry Keating (Dr. Cole Hendron); Rachel Ames (Julie Cummings); Alden Chase (Dr. George Frye,); Frank Cady (Harold Ferris); Hayden Rorke (Dr. Emery Bronson); Sandro Giglio (Dr. Ottinger)
[Fuente: Alfonso J. Merelo, 2000, en http://www.ciencia-ficcion.com/pelis/pcuandomu.htm]
Sinopsis: Pese a que una estrella errante va a estrellarse contra nuestro planeta de forma inminente, la ONU hace oídos sordos al doctor Hendron y sus colaboradores cuando estos advierten del peligro. Ante este panorama, un grupo de industriales decide financiar la construcción de una nave que llevará a cuarenta personas y algunas especies animales a otro planeta para poner en marcha allí una nueva Humanidad. Pero, a medida que se va aproximando el fin, además de luchar contra el tiempo, los creadores de esta moderna arca de Noe habrán de enfrentarse al pánico de los que se quedan en tierra.
[Fuente: Javier Memba, ‘La década de oro de la ciencia-ficción (1950-1960)’, T&B editores, Madrid, 2005]
No nos hallamos más que en un palimpsesto o reinterpretación de la historia bíblica del arca de Noe, y como tal, la película se presenta y se cierra con una cita bíblica acerca de este pasaje archiconocido del Antiguo Testamento, lo cual sirve como prueba de la capacidad inspiradora de esta enorme obra compendio de historias y saberes. No se me malinterprete: alabo el libro, no lo que de ellos se ha desprendido.
Probablemente lo más destacado en medios tecnológicos son las imágenes de destrucción de la tierra cuando el planeta Zyra, al que se dirigirá el cohete espacial para salvar a la humanidad, se acerca demasiado a nuestro planeta. A este respecto señala Alfonso J. Merelo en su crítica: “Uno de los momentos culminantes de la película se produce con el paso de Zyra cerca de la Tierra. Imágenes de volcanes en erupción, olas gigantes y edificios derruidos, sacadas de documentales evidentemente, dan idea de la destrucción que produce este fenómeno en el mundo. Previamente vemos imágenes muy bien realizadas de las ciudades costeras desalojadas y vacías. Esto sólo será una medida provisional ya que el impacto con Bellus destrozará la Tierra. Después se pueden ver imágenes de ciudades sumergidas”. Un despliegue de maquetas en los años cincuenta cuyo resultado no es tan desastroso como cabía esperar.
Pero a cerca del argumento habría que destacar la subtrama donde se analiza el comportamiento humano. Los científicos se pierden en un racionalismo como el de Locke y olvidan la realidad de la naturaleza humana, la cual si la recuerda el denigrante personaje del magnate paralítico: Sydney Stanton. “Para el villano impedido, Hendron y su equipo ‘han pasado demasiado tiempo mirando las estrellas”, lo que les ha hecho olvidarse de la maldad humana”, explica Javier Memba. Es verdad, en esta película lo interesante es el culmen final cuando brota el instinto de supervivencia humana y entonces todos nos convertimos en lo que Hobbes llamó el último hombre: “Homo hominis lupus est”.
Otro detalle que enriquece la película es el triángulo amoroso entre los tres protagonistas, que ofrece al filme una subtrama que escapa del pesimista planteamiento de una destrucción cósmica de nuestro planeta. Estos tres personajes presentan distintas visiones ante la catástrofe mundial. Podemos ver a Randall quemando billetes para encender sus cigarros porque conoce el escaso valor del dinero ante la nueva situación; a Joyce cambiando radicalmente sus posturas vitales y lanzándose a los brazos de un nuevo amor distinto a la vida establecida de casada en la que se veía encasillada. Y finalmente el sacrificio de Drake, el exnovio, quien pretende abandonar a su competidor, pero finalmente prepara un ardid para que los nuevos amantes estén juntos en el nuevo mundo.
En otro orden de aspectos, también debo puntualizar que esta película tiene planteamientos típicos de los años cincuenta, como, por ejemplo, que todos los tripulantes elegidos para viajar en la moderna arca sean blancos. Además, se le niega el pasaje al magnate minusválido por su condición física, no por la maldad de su corazón. No existe nada de la diversidad racial de nuestro planeta en el nuevo mundo. En cierto modo parece que la adorada solución de Hitler puede llegarnos desde el cielo. Puede que en el remake se solucione tal gazapo.
Como conclusión cito a Alfonso J. Merelo: “El film se nos ofrece en toda su extensión como un reportaje novelado sobre los últimos meses de la vida humana y los esfuerzos por salvar a una pequeña parte. Se trata de dotar a la película con una pátina científica creíble; desde el análisis de los datos astronómicos en un ordenador de la época (un aparato diferencial), hasta las explicaciones de la construcción de la nave, que se lanza desde unos raíles inclinados, son intentos de hacer verosímil la trama”.
Que sirva de muestra de cómo Hollywood en tiempos recientes se ha quedado sin ideas y sólo ofrece refritos de otras producciones de décadas pasadas, y sino, véase títulos como ‘Deep Impact’ o ‘Armaggedom’, de planteamiento similar. Y, más recientemente, tendremos ya no sólo una versión del mismo tema, sino un remake, una reedición algo más moderna. ¿Cuál será el resultado? ¿Empeorarán el planteamiento de la película del año 51? Probablemente, pero por ahora sólo queda esperar.
Ficha técnica:
EE.UU., 1951Título original: When Worlds CollideDirección: Rudolph MateGuión: Sydney Boehm. Adaptación de la novela homónima del año 1932 escrita por Edwin Balmer & Philip Wylie.Producción: ParamountMúsica: Leith StevensFotografía: W. Howard Greene IMDb:
ISBN('tt0044207', '');
Reparto: Richard Derr (David Randall); Barbara Rush (Joyce Hendron); Peter Hansen (Dr. Tony Drake M.D.); John Hoyt (Sydney Stanton); Larry Keating (Dr. Cole Hendron); Rachel Ames (Julie Cummings); Alden Chase (Dr. George Frye,); Frank Cady (Harold Ferris); Hayden Rorke (Dr. Emery Bronson); Sandro Giglio (Dr. Ottinger)
[Fuente: Alfonso J. Merelo, 2000, en http://www.ciencia-ficcion.com/pelis/pcuandomu.htm]
Sinopsis: Pese a que una estrella errante va a estrellarse contra nuestro planeta de forma inminente, la ONU hace oídos sordos al doctor Hendron y sus colaboradores cuando estos advierten del peligro. Ante este panorama, un grupo de industriales decide financiar la construcción de una nave que llevará a cuarenta personas y algunas especies animales a otro planeta para poner en marcha allí una nueva Humanidad. Pero, a medida que se va aproximando el fin, además de luchar contra el tiempo, los creadores de esta moderna arca de Noe habrán de enfrentarse al pánico de los que se quedan en tierra.
[Fuente: Javier Memba, ‘La década de oro de la ciencia-ficción (1950-1960)’, T&B editores, Madrid, 2005]
No nos hallamos más que en un palimpsesto o reinterpretación de la historia bíblica del arca de Noe, y como tal, la película se presenta y se cierra con una cita bíblica acerca de este pasaje archiconocido del Antiguo Testamento, lo cual sirve como prueba de la capacidad inspiradora de esta enorme obra compendio de historias y saberes. No se me malinterprete: alabo el libro, no lo que de ellos se ha desprendido.
Probablemente lo más destacado en medios tecnológicos son las imágenes de destrucción de la tierra cuando el planeta Zyra, al que se dirigirá el cohete espacial para salvar a la humanidad, se acerca demasiado a nuestro planeta. A este respecto señala Alfonso J. Merelo en su crítica: “Uno de los momentos culminantes de la película se produce con el paso de Zyra cerca de la Tierra. Imágenes de volcanes en erupción, olas gigantes y edificios derruidos, sacadas de documentales evidentemente, dan idea de la destrucción que produce este fenómeno en el mundo. Previamente vemos imágenes muy bien realizadas de las ciudades costeras desalojadas y vacías. Esto sólo será una medida provisional ya que el impacto con Bellus destrozará la Tierra. Después se pueden ver imágenes de ciudades sumergidas”. Un despliegue de maquetas en los años cincuenta cuyo resultado no es tan desastroso como cabía esperar.
Pero a cerca del argumento habría que destacar la subtrama donde se analiza el comportamiento humano. Los científicos se pierden en un racionalismo como el de Locke y olvidan la realidad de la naturaleza humana, la cual si la recuerda el denigrante personaje del magnate paralítico: Sydney Stanton. “Para el villano impedido, Hendron y su equipo ‘han pasado demasiado tiempo mirando las estrellas”, lo que les ha hecho olvidarse de la maldad humana”, explica Javier Memba. Es verdad, en esta película lo interesante es el culmen final cuando brota el instinto de supervivencia humana y entonces todos nos convertimos en lo que Hobbes llamó el último hombre: “Homo hominis lupus est”.
Otro detalle que enriquece la película es el triángulo amoroso entre los tres protagonistas, que ofrece al filme una subtrama que escapa del pesimista planteamiento de una destrucción cósmica de nuestro planeta. Estos tres personajes presentan distintas visiones ante la catástrofe mundial. Podemos ver a Randall quemando billetes para encender sus cigarros porque conoce el escaso valor del dinero ante la nueva situación; a Joyce cambiando radicalmente sus posturas vitales y lanzándose a los brazos de un nuevo amor distinto a la vida establecida de casada en la que se veía encasillada. Y finalmente el sacrificio de Drake, el exnovio, quien pretende abandonar a su competidor, pero finalmente prepara un ardid para que los nuevos amantes estén juntos en el nuevo mundo.
En otro orden de aspectos, también debo puntualizar que esta película tiene planteamientos típicos de los años cincuenta, como, por ejemplo, que todos los tripulantes elegidos para viajar en la moderna arca sean blancos. Además, se le niega el pasaje al magnate minusválido por su condición física, no por la maldad de su corazón. No existe nada de la diversidad racial de nuestro planeta en el nuevo mundo. En cierto modo parece que la adorada solución de Hitler puede llegarnos desde el cielo. Puede que en el remake se solucione tal gazapo.
Como conclusión cito a Alfonso J. Merelo: “El film se nos ofrece en toda su extensión como un reportaje novelado sobre los últimos meses de la vida humana y los esfuerzos por salvar a una pequeña parte. Se trata de dotar a la película con una pátina científica creíble; desde el análisis de los datos astronómicos en un ordenador de la época (un aparato diferencial), hasta las explicaciones de la construcción de la nave, que se lanza desde unos raíles inclinados, son intentos de hacer verosímil la trama”.
Que sirva de muestra de cómo Hollywood en tiempos recientes se ha quedado sin ideas y sólo ofrece refritos de otras producciones de décadas pasadas, y sino, véase títulos como ‘Deep Impact’ o ‘Armaggedom’, de planteamiento similar. Y, más recientemente, tendremos ya no sólo una versión del mismo tema, sino un remake, una reedición algo más moderna. ¿Cuál será el resultado? ¿Empeorarán el planteamiento de la película del año 51? Probablemente, pero por ahora sólo queda esperar.
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