miércoles, 21 de diciembre de 2011

Ciberpunk y algo más de regalo

Martínez, Rodolfo (1995)

La sonrisa del gato.

Miraguano: Madrid.



Me acerqué a La sonrisa del gato (1995), de Rodolfo Martínez, pensando que se trataba de una obra ciberpunk. Quería observar de qué manera un autor autóctono había abordado la para­fernalia tecnológica y la narración de novela negra para reflejar un mundo de personajes nihilistas, traficantes de información, donde priman los intereses de las grandes empresas que dominan el mundo. El resultado es satisfactorio, aunque no porque cumpla con muchos de los tópicos de este subgénero de la ciencia ficción, sino porque en otros aspectos, los supera. Su pretensión fue presentarse como una novela más actual y atrevida que otras de su tiempo y considero que consiguió dicho objetivo.


El comienzo de la novela resulta impactante, y quizás para un neófito se convierta en un sinsentido, pues aparece un interrogatorio donde no existe la voz del narrador, sólo el diálogo de dos policías y las largas explicaciones del interrogado, que va rememorando los hechos acaecidos. Por lo tanto, encontramos un comienzo in media res, que después irá desvelando lo sucedido hasta el momento del interrogatorio. Este personaje, que después se desvelará como el protagonista, Memo, se expresa con una jerga juvenil llena de neologismos (“peri”) o nuevos usos léxicos (“¿Confirmas?”), junto a menciones de lugares o entidades desconocidas al lector (“Confederación”, “Irregulares”).


El siguiente capítulo retoma una narración más clásica, acorde a los modelos de la novela negra, que nos va presentando a los personajes involucrados en la trama: Arthur Conan Chandler (llamado Con y Chandler, homenaje al escritor sir Arthur Conan Doyle), Memorión (llamado Memo, que recuerda al Johnny Nmonic de Gibson) y el fanático religioso Abdul Yasir ibn al-Murahi. Todos ellos actúan en la consecución de un chip que contiene datos secretos, con lo que tenemos el detalle que conlleva la transmutación de la información en un objeto, el cual funciona como detonante de la trama y de la acción de los personajes. A ellos se le suma una inteligencia artificial, Chessire, que moverá los hilos de la estación espacial en la que se encuentran, la Peonza. Este personaje poderoso supone la inclusión de la vertiente digital propia del ciberpunk en la novela. Además, es de destacar el nombre, puesto que Chessire es el nombre del gato de Lewis Carroll y de ahí el título de la nove­la. Por último, tampoco se puede ignorar la presencia de personajes secundarios muy característicos, como el pirata informático Vaquero.


La estructura de intercalación del interrogatorio y la trama de espionaje ha llevado a varios lectores a considerar la proximidad de La sonrisa del gato con El jinete en la onda del shock (1975), de John Brunner. Por parte de la novela del español, los dos modelos de capítulo indicados se intercalarán para desvelarnos una trama de espionaje en un espacio cerrado, asilado por la inmensidad del cos­mos, y una ambientación futurista, mucho más extrañada temporalmente hacia el porvenir que otros ejemplos del ciberpunk. Ello permite mayor verosimilitud a la inclusión de elementos como la exis­tencia de la Peonza, el transportador dentro de la estación o los increíbles avances médicos que per­miten la regeneración de extremidades amputadas.


Por otra parte, Rodolfo Martínez no sólo se permitió jugar con la estructura, también jugó con la tipografía al presentar los diálogos de la policía en negrita o las intervenciones de Chessire en ma­yúscula, e incluso la eliminación de los guiones de los personajes en otros momentos. A ello debe­mos sumarle la hibridación de géneros, pues la trama presentada en forma de novela negra es la que permite al lector superar el fuerte distanciamiento ficcional del comienzo y adentrarse en la historia, porque las explicaciones aparecen en La sonrisa del gato cuando está muy avanzado el argumento. Éstas serán explicaciones sobre el mundo ficcional, es decir, sobre la estación espacial y sobre el pasado de los personajes. En palabras del propio Rodolfo Martínez, comentadas recientemente en su blog:


Me parecía que estaba escrita con garra, tenía una buena ambientación, un ritmo adecuado, una trama que no decaía en ningún momento y varios personajes bastante logrados. Y me gustaba la estructura que había armado para contar la historia, dividida en capítulos alternos. En unos, se seguía una narración convencional en tercera persona y en pasado. En los otros, había una secuencia de puro diálogo, sin acotación alguna y que enseguida quedaba claro que sucedía algunos meses después de lo narrado en tercera persona”.


La novela negra le sirve para incluir aspectos de la ambientación como la ilegalidad, las desviacio­nes y depravaciones sexuales, y la actitud cínica ante los delitos y el horror. El ciberpunk le permite la aparición de elementos tecnológicos, de la jerga de los personajes (de la cual se incluye un glo­sario al final de libro) y de su actitud vital siempre al límite. Lo relevante en La sonrisa del gato será, sin duda, el enfrentamiento entre Memo, el joven híbrido (parte de su cerebro es un implante de memoria), inadaptado en medio de esa ciudad caótica y desorbitada, con la inteligencia artificial Chessire, el superordenador dotado de autoconsciencia. Un enfrentamiento constituido al modo de un juego lógico, como un ajedrez, donde un movimiento en falso puede suponer el fin de la partida y donde no importan los peones perdidos con tal de obtener la victoria. También se puede resaltar que, en este enfrentamiento, Fernando Moreno, en el análisis que de esta novela realiza en su tesis, observó similitudes con la obra de Stanislaw Lem Un valor imaginario (1973).


Respecto al universo ficcional que rodea la novela, el autor comentó, en el artículo indicado de su blog personal, que toda la idea le vino por la imagen de una estación espacial con forma de peonza en mitad del espacio, imagen que se convertiría en la Estación de Convergencia Uno. Esto le per­mitió encuadrar la historia dentro de un universo ficcional que venía desarrollando en varios escri­tos anteriores, el universo Drímar. Este detalle posibilita atisbar en la novela un mundo ficcional muy desarrollado del que sólo conoceremos una pequeña parte. Dicho mundo tiene ciertas simili­tudes con la Guerra Fría, pues encontraremos dos grandes bloques enfrentados, la Confederación y el Mandato Sáver, en una situación tensa que no llega na culminar en el conflicto.


Curiosamente, en La sonrisa del gato se halla otra postura en relación a ese mundo tecnologizado. La religión aparece de la mano del espía fanático Abdul, quien, para colmo de ironía, ignora que su Dios es una máquina. Su discurso tecnofóbico plantea una oposición al progreso técnico, y una abogacía por la tradición, aunque también podría verse como un ejemplo de la dificultad del hombre para adaptarse a cambios rápidos. Aunque la ironía la encontramos en muchos otros aspectos de la novela, y especialmente justifica la existencia del narrador omnisciente que filtra en muchas ocasio­nes sus opiniones y juicios de valor.


Por lo ya analizado, considero que la novela de Rodolfo Martínez está más que recomendada para aquellos lectores que aún no se hayan acercado a ella. Desde luego, cabe recordar que estamos ante una obra bien conocida dentro del fandom español, y un autor que también tiene una labor destaca­da en el seno de los aficionados. ¿Qué es entonces La sonrisa del gato? Les insto a leerla, no perde­rán el tiempo.


[Fotos tomadas de:

http://leelibros.com/biblioteca/?q=node/3987

http://www.bemonline.com/portal/index.php/noticias-mainmenu-2/1818-embrion-disponible-en-la-web ]

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