[Este es el
primero de una serie de seis artículos que tengo previsto publicar
en este blog sobre la novela Matadero cinco, de Kurt Vonnegut]
Uno de los autores que más ha influido a escritores
contemporáneos prestigiosos como David Foster Wallace, Sherman
Alexei o Dave Eggers ha sido un autor muy vinculado a la ciencia
ficción: el estadounidense Kurt Vonnegut Jr. (1922-2007). Hoy en día
Vonnegut es considerado como uno de los padres de la ficción
posmoderna, junto a Thomas Pynchon, Donald Barthelme, Richard
Brautigan o John Barth. Además de humanista reconocido, Kurt
Vonnegut ha trascendido por obras como Las
sirenas de Titán (The
Sirens of Titan,1959), El
desayuno de los campeones
(Breakfast of Champions,
1974) y especialmente, Matadero
cinco
(Slaughterhouse-Five,
1969), la novela que aquí nos ocupa.
Su carrera de novelista descansa sobre un idealismo
disfrazado de adornos bromistas propios de un adolescente
revelde que urga, usmea, en el poder establecido para conducirlo
a cauces morales superiores. Su faceta como moralista, así como su
preocupación por el futuro de la humanidad, confiere sentido a su
narrativa, una inquietud que también aparece en ensayos suyos como
Fates Worse than Death
(991) o God Bless You, Mr. Kevorkian
(1999), aún sin traducir al castellano.
Retomando las palabras de Todd Davis, Vonnegut, como el
moralista supremo de su generación, posee un legado como novelista
americano que se puede caracterizar adecuadamente por su creencia
permanente en que la humanidad pueda aspirar a un mañana mejor, a la
vez que se rie de lo ridiculo de ese pensamiento. El uso de técnicas
metatextuales y metarreferenciales le posibilitó esa visión dual y
le permitió a su vez descorrer el velo de las jerarquías de poder
(en The Cambridge Companion to American
Novelist, 2013, página 248).
Su éxito de público y crítica llegó con Matadero
cinco. No obstante, Vonnegut comenzó su
carrera de escritor previamente, cuando se publicaron sus primeros
cuentos en los años cincuenta. En esos años apareció a su vez su
primera novela, La pianola
(Player Piano, 1952),
una distopía ambientada en un futuro cercano donde el escritor
presenta una visión de la producción corporativa y la
industralización a raíz de su experiencia laboral como
publicista en General Electrics.
Aunque el propio autor consideró que empezaría ahí su
carrera profesional como novelista, el escaso éxito comercial y de
crítica de esta novela que pasó casi desapercibida hizo que
Vonnegut tuviera que aceptar diferentes trabajos y publicara durante
un tiempo cuentos sueltos y novelas en colecciones de bolsillo de
baja consideración que se vendían a domicilio y traían portadas
“subiditas de tono”, con mujeres escasas de ropa. Esas obras se
insertaban en la ciencia y en el espionaje, lo que resultaba irónico
si se tiene en cuenta que Vonnegut con posterioridad ha llegado a ser
un escritor tan influyente.
Esa situación empezó a cambiar cuando en 1965 publicó
Dios le bendiga, Mr. Rosewater
(God Bless You, Mr Rosewater),
pero el salto a la primera plana literaria se lo proporcionó, como
ya he indicado, Matadero cinco
unos pocos años después. Esta novela no suponía una ruptura
radical respecto a su novelística anterior, en la que ya se podía
apreciar la vena satírica, el humor negro y el moralismo. Sin
embargo, la conexión de Matadero cinco
con todos los movimientos sociales, culturales y políticos de los
años sesenta en Estados Unidos convirtieron a Vonnegut en uno de los
iconos culturales del momento.
En los años siguientes Vonnegut tomó parte en
peliculas y campañas publicitarias e incluso intento convertirse en
dramaturgo, pero finalmete retorno a la narrativa con otra obra suya
muy bien valorada, la ya mencionada El
desayuno de los campeones. A partir de aquí
las obras de este escritor estadounidense potencian mucho su
pesimismo acerca del futuro de la humanidad, esa gran preocupación
presente en su obra. Su escritura se convierte en una terapia. En esa
etapa destacan obras como Galapagos
(1985) o Barbazul
(1987).
Aun así, el punto que más nos interesa dentro de la
biografía de Vonnegut fue su experiencia como soldado en la II
Guerra Mundial, que será el material base de la trama de Matadero
cinco. Mientras estudiaba farmacia en la Universidad de Cornwell,
ante la escalada de violencia del conflicto que asolaba al mundo,
Vonnegut se alistó en las fuerzas armadas de su país en 1943. El 22
de diciembre de 1944 fue capturado por tropas alemanas en la Batalla
de las Ardenas y conducido como prisionero hasta Dresde. Allí se les
acomodó en el edificio que da nombre a la novela, el “Matadero
cinco” (“Schlachthof-fünf”), construcción cuyo sótano
les permitió a los soldados allí recluidos y a los guardias
alemanes sobrevivir al bombardeo aliado que se produjo el 13 de
febrero de 1945, en el que murieron más de 130.000 civiles y la
ciudad quedó plenamente destruida.
Esta experiencia traumática que el propio Vonnegut
experimentó durante la guerra le marcó tanto que al final la
materializó veinticinco años más tarde en una obra, Matadero
cinco, la cual se convierte en un canto
antibleicista. No por casualidad se subtitula La
cruzada de los niños (The
Children's Crusade), en clara referencia el
hecho histórico del que hablaré en una futura entrada. Pero ese
rasgo no justifica todo su éxito. Matad
ero cinco contiene mucho más de lo que esa simple sentencia puede guardar. Y la propia reivindicación en contra de la guerra se vuelve más compleja e intensa dentro del juego narrativo que compone la novela. Por ello les invito a seguir con esta serie de artículos donde pretendo desvelar las claves de Matadero cinco.
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