Le Guin, Ursula K. (1974)
Los Desposeídos (The
Dispossessed: An Ambiguous Utopia)
Barcelona: Minotauro, 2008.
Dado
el poder de la ciencia ficción de alejarse del presente, muchos
escritores se han valido del género para explorar ideologías
políticas en tiempos o lugares diferentes al suyo. De esta forma, la
ciencia ficción se convertía en medio para otro fin: un ensayo
político novelizado. En un primer momento, Los
desposeídos podría parecer que cae en esa banalidad, al
presentar en oposición dos planetas con dos sistemas políticos
contrarios: uno capitalista, otro anarquista. Sin embargo, Le Guin da
muchos pasos más, y construye una de las obras claves de la
literatura de ciencia ficción, lectura casi obligada del aficionado
e, incluso, del lector lego en el género.
Novela
galardonada con el premio Hugo, y perteneciente al ciclo Hainish
o Ekumen junto con El nombre del mundo es bosque (The
Word for World is Forest, 1976) y La mano izquierda de la
oscuridad (The left hand of Darkness, 1969) -esta última
analizada en el presente blog-, Los desposeídos relata
la historia del físico Shevek, oriundo de Anarres, un planeta
anarquista, que, con la pretensión de terminar su Teoría de la
Simultaneidad y entregársela a la humanidad, viaja al planeta madre,
Urras, dividido en pequeñas naciones, donde destaca el estado
capitalista de A-IO. Así queda establecida la confrontación
ideológica de dos mundos: Anarres y Urras. Ahora bien, la novela
analiza fríamente ambos sistemas, y destaca en todo momento las
virtudes y defectos de cada uno, así que, siguiendo a Le Guin,
analicemos ambos detenidamente.
Urras
es el planeta principal y el punto de unión del mundo ficcional con
la realidad del lector. Se trata de un mundo similar a la Tierra en
la Guerra Fría, pues, aunque esté dividido en naciones, dos son las
principales: una es el Estado de Thu, comunista, del cual poco se
indica más allá de la represión de libertades y el control de un
fuerte aparato administrativo; otra es capitalista, A-IO, donde su
ubica gran parte de la trama de la novela. La riqueza y la abundancia
dominan los escenarios de esta nación, aunque la contrapartida
está en un excesivo machismo, una supeditación fuerte de los
individuos a normas morales muy estrictas (especialmente en
cuestiones sexuales), y una pobreza de espíritu que siempre
criticará el protagonista, Shevek.
Por
su parte, Anarres es al luna de Urras, y aparece habitada por los
exiliados de una revolución que tuvo lugar en el planeta
principal doscientos años antes del comienzo de la novela. Este
levantamiento culmina con la cesión a los sublevados de la luna para
que creen allí una utopía anarquista, siguiendo sus ideales. Desde
luego, una solución que buscaba un statu-quo. En Urras no hay
gobierno, ni fronteras, sólo comités organizadores y un
superordenador que calcula el equilibrio entre demanda/oferta de
recursos, necesidades y mano de obra, otorgando destinos laborales a
los ciudadanos. En Anarres las
mujeres tienen el mismo peso que los hombres, con igualdad de oficios
y vestimentas, y sin ningún tipo de subordinación. Aún así,
también aparecen la contrapartida: la lucha contra la adversidad
climática de la Luna, la falta de recursos o la presión social
contra las actitudes individuales, tildadas como egoísmo. Como mundo
de subsistencia, todo debe ser práctico y funcional. Por esa razón,
el estudio de Shevek es considerado exótico e improductivo, y
finalmente el personaje deberá enfrentarse contra su mundo para
desarrollar su investigación.
Dicha
confrontación política entre Urras y Anarres se presenta en Los
desposeídos inserta en una estructura que busca la simetría. La
novela es como un viaje de ida y vuelta, que en literatura siempre
significa un proceso de maduración y de incremento de la experiencia
vital en el personaje que realiza dicho viaje, en este caso el físico
Shevek. De esta forma, el capítulo inicial recibe el título
Anrres/Urras, es el comienzo del periplo, mientras que al final está
el regreso de Shevek, Urras/Anarres, donde se concluye su travesía,
y donde aparece la conclusión de la novela: las manos vacías de
Shevek.
Entre
ambos tenemos dos líneas narrativas que se alternan a cada capítulo.
Los denominados “Urras” relatan la historia de Shevek en dicho
planeta: sus impresiones, el choque cultural, el juego de espionaje y
su participación en las revueltas. Es la línea del presente. Los
denominados “Anarres” recogen toda la vida de Shevek, desde
su infancia, hasta el punto en que consigue la autorización
para viajar a Urras, punto inicial de la trama de Los desposeídos.
Es la línea del pasado. En ambas partes se desarrolla lo bueno y lo
malo de cada sistema político, todo ello centrado en la visión y
experiencias del físico protagonista.
La
investigación de Shevek es el motor de la novela. Con ella no sólo
pretende regalar una teoría a la humanidad (la que en las novelas
del Ecumen dará lugar al ansible, un
artefacto que permite la comunicación instantánea entre planetas
ubicados en puntos remotos del universo), sino que lucha por
una revolución individual, por recuperar un ideal de libertad
anarquista que ya tampoco encontraba en su mundo. La lucha de Shevek
por sacar adelante su investigación, como el mismo personaje
argumenta, es una lucha contra los muros que nos impone nuestro
mundo, los muros que construimos a nuestro alrededor y limitan
nuestra concepción de la realidad. Desde luego, igual que Shevek,
deberíamos ir por la vida con las manos vacías.
Esa
es la otra reivindicación de Le Guin, y la que otorga ese sentido
trascendental y espiritual a Los desposeídos. La autora, con
sus enormes conocimientos de antropología, a través de este
complejo mundo ficcional, no sólo nos invita a reflexionar sobre
nuestra realidad presente, sino también sobre nuestra naturaleza
como individuos y la función que desempeñamos por estar insertos en
una sociedad constituida en normas que coartan nuestra libertad. Por
todos estos motivos, la novela de Le Guin trasciende los límites de
la ciencia ficción y se convierte en obra fundamental para cualquier
lector que se precie. Aunque, dado su contenido y la necesaria
suspensión voluntaria de la incredulidad que requiere la lectura de
Los desposeídos, puede no estar al alcance de todos. Espero
que usted sí consiga disfrutarla en todos los sentidos.
[Imágenes tomadas de: http://www.ursulakleguin.com/PublicityPhotos.html
y http://rescepto.wordpress.com/2009/11/27/los-desposeidos/]
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