lunes, 24 de septiembre de 2007

EL HIJO PRÓDIGO DE ZAMIATIN

Nosotros, del ruso Yevgueni Zamiatin (1884-1937), es una novela poco conocida, al igual que su autor, pero relevante en el mundo de la CF. Su influencia es más que perceptible en la obra que denominaré como su hijo, 1984, uno de los trabajos más conocidos del escritor inglés George Orwell (1903-1950), junto con Rebelión en la granja.

Lo que Orwell debe a Zamiatin es más que perceptible para cualquier lector que se aventure con las dos obras señaladas. El propio escritor inglés se ha tenido que defender de acusaciones de plagio a su homólogo ruso, pero en realidad lo que ha admitido es la influencia que Yevgueni Zamiatin ha causado en él.

Sí que se puede afirmar el parecido de ambas obras. Sin embargo, también poseen diferencias que las convierten en obras afines y no idénticas. En primer lugar, el estilo de ambos autores es diferente, algo obvio teniendo en cuenta que ambos se situaban en una etapa madura de su creación literaria en la cual ya habían encontrado más que de sobra su voz personal.

La obra de Zamiatin, en su narrativa, posee algunas características que considero primitivas en el sentido de que encajaban perfectamente en la época, pero no en la actualidad, tras la revolución que las vanguardias de principios de siglo han provocado en la literatura. Por ejemplo, alusiones al lector, e incluso algunas anomalías temporales -en la conjugación de los verbos- creadas por el estilo de diario íntimo que escoge para desarrollar la trama... (Esta última crítica puede no verse correspondida en la versión original de la novela y deberse a la traducción. No lo sé y no lo puedo comprobar porque desconozco absolutamente el idioma ruso).

La prosa de Orwell me pareció no sólo más actual, sino más envolvente e incluso catártica con el escalofriante momento de las torturas a los protagonistas.

Pero las obras también se diferencian en su temática. El Estado de Orwell es más omnipresente, más cercano que el de Zamiatin. Además, mientras que la sociedad ideada por el ruso se basa principalmente en la anulación absoluta de la esfera privada y de la personalidad del individuo, la ideada por Orwell es más simple y se basa mayormente en el terror. Eso sí, el Estado de 1984 es más factible en los tiempos que corren que el de Zamiatin, cuya consecución sería más ardua, compleja y conllevaría mayor cantidad de tiempo. También indica esta diferencia Julián Diez, amigo de este mundo de la CF, cuando afirma: El Estado presentado por Zamiatin no es tan cerradamente opresivo como los de Huxley y Orwell: se adivina la existencia de humanos libres más allá de un descomunal muro (Julián Díez, “La conversión del hombre”, en http://www.bibliopolis.org/extramur/extr0034.htm).

En lo referente a los parecidos, podemos resaltar un protagonismo masculino por parte de ambas obras, pero mientras que en la del inglés el personaje ya posee cierta antipatía por la sociedad en la que le ha tocado vivir, en Zamiatin el personaje es inicialmente un producto más de la sociedad, pero que según avanza la novela cambia de postura.

En ambas novelas hay un personaje femenino que actúa como detonante de la acción. Son las femme fatale que encaminan a la perdición a los protagonistas. Pero la “activista de faldas para abajo” de Orwell es mucho más simple e inconsciente que la I-330 de Zamiatín, la cual realiza una labor de espionaje encubierto y encamina a la perdición al protagonista de forma consciente.

¿Cómo llega a fluir esta influencia? Sabido es que en la literatura el presente se enriquece con el pasado, es decir, el proceso es acumulativo. Por ello, “Nosotros, considerada por algunos como novela de ciencia ficción, puede verse como antecedente de Un mundo feliz de Huxley y de 1984 de George Orwell. Nosotros está escrita entre 1919 y 1921 y fue publicada en París de modo clandestino, al igual que la mayoría de las novelas de los exiliados políticos rusos. Muy pronto Nosotros llegó a los círculos intelectuales de la época -tanto Huxley como Orwell llegaron a leerla-, pero nunca fue editada de modo oficial en Rusia hasta los años de la perestroika(http://frente-espanol.mforos.com/1253027/6632124-las-anti-utopias-literarias/).

En conclusión, mucho se podría decir, y mucho se ha dicho ya, sobre estas dos fantásticas distopías y sobre la influencia que una ha originado en la otra, pero no deseo extenderme más allá de la necesario y prefiero terminar este pequeño artículo con las palabras de Julián Díez acerca de la novela del escritor ruso:

“Un libro, pues, imprescindible para quien quiera disfrutar del poder de la literatura de realidades alternativas como escalpelo de nuestra propia realidad. Y un cúmulo de argumentos para afrontar a la hegemonía del pensamiento imperante, el que identifica capitalismo necesariamente con libertades y socialismo indefectiblemente con totalitarismo, como si no fuera posible un socialismo humanitario -véase la concienzudamente exterminada experiencia yugoslava, o el modelo mixto sueco- de igual manera que vivimos en nuestro día a día un capitalismo cada vez más censor y salvaje” (Julian Díez, art. cit.).

lunes, 3 de septiembre de 2007

HACIA UNA NUEVA CONCEPCIÓN DEL TIEMPO

El Tiempo, personaje desleído omnipresente en la historia de la literatura, puede ser mucho más de lo que imaginamos; puede ser protagonista; puede ser un Dios; puede ser destruido.

Leía yo el otro días a Jorge Luis Borges (1899-1986), y me sorprendió, como ya lo había hecho anteriormente. Me estoy refiriendo al relato “El jardín de senderos que se bifurcan”, incluido en el libro Ficciones (1944), un conjunto de relatos breves considerados hoy en día joyas de la literatura. Cito textualmente:

A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se originan, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros yo, no usted; en otros, los dos.

Quien piense que buscar modelos para la CF fuera del mundillo, en la denominada 'alta literatura', es un error, aquí le muestro un ejemplo para eliminar esa idea. Quien, por otra parte, considere la CF un género menor o desprestigiado, también aquí le enseño un ejemplo de como la CF puede ofrecer obras cuidadas y completas gracias a autores que aspiran a hacer literatura. Y si aún así no me cree, que observe la repercusión de autores como el polaco Stanislaw Lem (1921-2006) en el mundo de la literatura en general.

Sin irme más por las ramas a cuestiones que podré tratar en otro momento, lo que deseo mostrar aquí es una concepción del tiempo superior a la idea de linealidad que nos permite la existencia de nuestra naturaleza humana, la cual se limita a (en el caso de alcanzar una longevidad media) cerca de un siglo.

El Tiempo es un ente mayor y mucho más complejo. Borges nos presenta una bonita imagen para demostrarlo. Un jardín que es metáfora del tiempo, repleto de caminos casi laberínticos que sin aparente orden ni concierto se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se originan. El Tiempo, como tal, no tiene ni principio ni final, los sucesos que registra se repiten o se suceden de infinitas maneras diferentes, o no llegan a producirse. Todo es posible y todo lo comprende.

Visto así ya podemos comprender en él muchas de las historias que se tratan en la CF: universos paralelos, ucronías, criaturas espaciales atemporales... O también jugar con otros conceptos literarios como la realidad, irrealidad y la fantasía. Lo que sucede o no realmente. Las posibilidades son amplias y los tratamientos diversos. Aquí sólo pretendo mostrar un marco teórico que sirve de base para edificar una historia de CF.


Pero todo esto que he tratado hace referencia al Tiempo en el tema de una obra de CF. Sin embargo, ¿qué sucede si añadimos el tratamiento formal que puede recibir? Más allá del concepto de la historia in media res o a fine, nuestros padres vanguardistas de principios y mediados del siglo XX con sus experimentaciones literarias nos abrieron y mostraron caminos para tratamientos literarios distintos, novedosos.

La consecuencia es un Tiempo que puede ser tanto destruido (en su concepción tradicional), como reedificado, como recuperado en su protagonismo, e, incluso, deificado. Algo que en gran parte no permite la literatura realista, encasillada y encorsetada en una limites de los cuales la CF puede, por lo menos en este aspecto, escapar.

Expuesto de esta manera, suena demasiado abstracto, pero no es difícil concretar todo esto en una historia que sea no sólo legible, también amena y entretenida. Aquí ofrezco un esqueleto, ahora hay que añadirle los músculos y darle vida. No es tan difícil, yo lo he conseguido en un relato breve que titulé “Renacer” y que a día de hoy rezo para que aparezca publicado en algún sitio.

Yo pude realizarlo, ¿por qué no tú? Te he ofrecido un punto de partida. Ahora te deseo suerte si te animas a realizar un proyecto literario o audiovisual a partir de esta característica que he pretendido (y no se si conseguido) esbozar en este artículo. También te deseo suerte para que tu obra, en caso de que la realices, tenga éxito. Todo sea por el maravilloso mundo de la CF.

M. Peregrina




Nota: Fotos tomadas de: