martes, 18 de agosto de 2009

DE PIGMALION AL ROBOT (PARTE I)


Cuando los hermanos Capek escribieron la obra teatral R. U. R. (Robots Universales Rossum, 1920, estrenada en 1921), seguramente no creyeron que su imaginería generara toda una larga lista de obras en las que su creación, el robot (esclavo en checo), fuera el protagonista o el móvil de la trama.


Josef y Carel Capek deben ser interpretados en su contexto histórico: las vanguardias europeas de principios del siglo XX. En varias obras de la época es fácil percibir la influencia del mito griego de Pigmalión. En el caso de España, el mito se camufla más bien poco, como se observa en la lectura de El señor de Pigmalión (1921, estrenada dos años después en París y en Praga), de Jacinto Grau, donde se vale de muñecos manejados por un titiritero que se considera a sí mismo su Dios.

En este mito se recoge la historia de Pigmalión, un escultor obsesionado por crear una figura femenina perfecta de la cual termina por enamorarse. Afrodita, diosa del amor, se apiada del artista y da vida a la escultura. Pigmalión es la creación de la vida por las manos del hombre. Los hermanos Capek lo que hicieron fue tecnologizar el proceso, y para ello crearon el robot, una máquina que se aproximara al ser humano. De esta forma se insertaba correctamente en el ambiente de desarrollo tecnológico que se experimentaba a principios del siglo XX.

La historia del topoi fantacientífico del robot se relaciona, como han observado diversos investigadores, con las historias de creación de hombres artificiales a lo largo de la literatura universal, donde se encuentran las leyendas del Golem y el Homúnculo. Estos ofrecen otras perspectivas al robot, sin duda su autonomía y deseo de completarse y de mejora que le aleja de la función primordial por la cual el hombre le creo y le aproxima a su liberación personal y a su independencia y posterior superación del creador. Así va surgiendo el aspecto negativo de la máquina y la mirada desconfiada entre hombre y robot.

Pero la historia de Pigmalión, una de las tantas de la mitología griega, pilar básico que sustenta toda la ideología occidental, es la que se esconde en los autores de principios de siglo que trataron el tema, tal y como he señalado anteriormente. Por eso considero que el origen del robot reside en Pigmalión más que en el Golem o en las diversas huellas halladas acerca de muñecos autómatas desde la antigüedad.

Eso sí, resulta indudable que el robot se ha constituido como un elemento básico en la imaginería fantacientífica, tanto que no existe glosario de término de ciencia ficción que no lo recoja. Merece la pena realizar una pequeña revisión de diversos robots que pueblan novelas y filmes de CF para observar su evolución. Para lo cual realizaré una entrada particular, dividiendo el presente artículo en dos partes.

[Fotos provenientes de:
http://weblogs.clarin.com/antilogicas/archives/PygmalianGalatea.jpg
y http://minombre.es/victoriacaro/files/robot-y-mujer-ok1.jpg]