lunes, 19 de noviembre de 2012

Mucho más que mera retórica política


Le Guin, Ursula K. (1974)
Los Desposeídos (The Dispossessed: An Ambiguous Utopia)
Barcelona: Minotauro, 2008.


Dado el poder de la ciencia ficción de alejarse del presente, muchos escritores se han valido del género para explorar ideologías políticas en tiempos o lugares diferentes al suyo. De esta forma, la ciencia ficción se convertía en medio para otro fin: un ensayo político noveliza­do. En un primer momento, Los desposeídos podría parecer que cae en esa banalidad, al presentar en oposición dos planetas con dos sistemas políticos contrarios: uno capitalista, otro anarquista. Sin embargo, Le Guin da muchos pasos más, y construye una de las obras claves de la literatura de ciencia ficción, lectura casi obligada del aficionado e, incluso, del lector lego en el género.

Novela galardonada con el premio Hugo, y perteneciente al ciclo Hainish o Ekumen junto con El nombre del mundo es bosque (The Word for World is Forest, 1976) y La mano izquierda de la oscuridad (The left hand of Darkness, 1969) -esta última analizada en el presente blog-, Los despo­seídos relata la historia del físico Shevek, oriundo de Anarres, un planeta anarquista, que, con la pretensión de terminar su Teoría de la Simultaneidad y entregársela a la humanidad, viaja al planeta madre, Urras, dividido en pequeñas naciones, donde destaca el estado capitalista de A-IO. Así queda establecida la confrontación ideológica de dos mundos: Anarres y Urras. Ahora bien, la novela analiza fríamente ambos sistemas, y destaca en todo momento las virtudes y defectos de cada uno, así que, siguiendo a Le Guin, analicemos ambos detenidamente.

Urras es el planeta principal y el punto de unión del mundo ficcional con la realidad del lector. Se trata de un mundo similar a la Tierra en la Guerra Fría, pues, aunque esté dividido en naciones, dos son las principales: una es el Estado de Thu, comunista, del cual poco se indica más allá de la represión de libertades y el control de un fuerte aparato administrativo; otra es capitalista, A-IO, donde su ubica gran parte de la trama de la novela. La riqueza y la abundancia dominan los esce­narios de esta nación, aunque la contrapartida está en un excesivo machismo, una supeditación fuerte de los individuos a normas morales muy estrictas (especialmente en cuestiones sexuales), y una pobreza de espíritu que siempre criticará el protagonista, Shevek.

Por su parte, Anarres es al luna de Urras, y aparece habitada por los exiliados de una revolu­ción que tuvo lugar en el planeta principal doscientos años antes del comienzo de la novela. Este levantamiento culmina con la cesión a los sublevados de la luna para que creen allí una utopía anarquista, siguiendo sus ideales. Desde luego, una solución que buscaba un statu-quo. En Urras no hay gobierno, ni fronteras, sólo comités organizadores y un superordenador que calcula el equilibrio entre demanda/oferta de recursos, necesidades y mano de obra, otorgando destinos laborales a los ciudadanos. En Anarres las mujeres tienen el mismo peso que los hombres, con igualdad de oficios y vestimentas, y sin ningún tipo de subordinación. Aún así, también aparecen la contrapartida: la lucha contra la adversidad climática de la Luna, la falta de recursos o la presión social contra las actitudes individuales, tildadas como egoísmo. Como mundo de subsistencia, todo debe ser práctico y funcional. Por esa razón, el estudio de Shevek es considerado exótico e improductivo, y final­mente el personaje deberá enfrentarse contra su mundo para desarrollar su investigación.

Dicha confrontación política entre Urras y Anarres se presenta en Los desposeídos inserta en una estructura que busca la simetría. La novela es como un viaje de ida y vuelta, que en literatura siempre significa un proceso de maduración y de incremento de la experiencia vital en el personaje que realiza dicho viaje, en este caso el físico Shevek. De esta forma, el capítulo inicial recibe el título Anrres/Urras, es el comienzo del periplo, mientras que al final está el regreso de Shevek, Urras/Anarres, donde se concluye su travesía, y donde aparece la conclusión de la novela: las manos vacías de Shevek.

Entre ambos tenemos dos líneas narrativas que se alternan a cada capítulo. Los denominados “Urras” relatan la historia de Shevek en dicho planeta: sus impresiones, el choque cultural, el juego de espionaje y su participación en las revueltas. Es la línea del presente. Los denominados “Ana­rres” recogen toda la vida de Shevek, desde su infancia, hasta el punto en que consigue la autori­zación para viajar a Urras, punto inicial de la trama de Los desposeídos. Es la línea del pasado. En ambas partes se desarrolla lo bueno y lo malo de cada sistema político, todo ello centrado en la visión y experiencias del físico protagonista.

La investigación de Shevek es el motor de la novela. Con ella no sólo pretende regalar una teoría a la humanidad (la que en las novelas del Ecumen dará lugar al ansible, un artefacto que permite la comunicación instantánea entre planetas ubicados en puntos remotos del universo), sino que lucha por una revolución individual, por recuperar un ideal de libertad anarquista que ya tampoco encontraba en su mundo. La lucha de Shevek por sacar adelante su investigación, como el mismo personaje argumenta, es una lucha contra los muros que nos impone nuestro mundo, los muros que construimos a nuestro alrededor y limitan nuestra concepción de la realidad. Desde luego, igual que Shevek, deberíamos ir por la vida con las manos vacías.

Esa es la otra reivindicación de Le Guin, y la que otorga ese sentido trascendental y espiritual a Los desposeídos. La autora, con sus enormes conocimientos de antropología, a través de este complejo mundo ficcional, no sólo nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad presente, sino también sobre nuestra naturaleza como individuos y la función que desempeñamos por estar insertos en una sociedad constituida en normas que coartan nuestra libertad. Por todos estos motivos, la novela de Le Guin trasciende los límites de la ciencia ficción y se convierte en obra fundamental para cualquier lector que se precie. Aunque, dado su contenido y la necesaria suspensión voluntaria de la incredulidad que requiere la lectura de Los desposeídos, puede no estar al alcance de todos. Espero que usted sí consiga disfrutarla en todos los sentidos.

[Imágenes tomadas de: http://www.ursulakleguin.com/PublicityPhotos.html
y http://rescepto.wordpress.com/2009/11/27/los-desposeidos/]