martes, 26 de julio de 2011

La liberación del amor


Los Amantes (The Lovers, 1952)

Philip José Farmer

Traducción de Sebastián Nusta.

Acervo, Barcelona, 1982.


Al enfrentarse a los clásicos del género tanto se puede uno encontrar obras elogiadas hasta una sobrevalorización, cuya lectura actual permite atisbar lo desfasadas que se encuentran, como también se puede encontrar el punto contrario, obras cuya lectura actual continúe deleitando de igual manera al momento en que fueron escritas. La lástima reside en que a veces este segundo grupo de obras ha tendido a caer más en el olvido frente a los best-sellers que componen el primero. En este caso la sorpresa la he encontrado con Los amantes (The Lovers, 1952), de Philip José Farmer.


En Los amantes, Farmer nos presenta una sociedad futura distópica surgida de una terrible guerra bactereológica que ha exterminado a casi toda la humanidad a excepción de unos pocos grupos étnicos que han conformado tres grandes estados: la unión Haijac, conformada principalmente por hawaianos e islandeses; las repúblicas israelíes; y la federación malaya. El primero de los tres, en el que vive el protagonista, Hal Yarrow, es un estado teocrático totalitario (el Inglestado), todavía más creíble hoy que cuando fue escrito: estricta moral, control férreo, anulación de las libertades, educación cerrada en busca de una fidelidad absoluta al Inglestado, etc.


Por si fuera poco, este mundo está tan superpoblado que la población vive dividida en dos regímenes diurnos de 12 horas, de tal manera que media población trabaja mientras la otra media duerme. Por esta razón -la búsqueda de nuevos espacios y nuevos recursos-, el gobierno mantiene encubierto un programa de colonización de nuevos planetas, para extender por la fuerza los valores teocráticos del Inglestado. Hal Yarrow, un inadaptado en el mundo del Inglestado, se embarca en uno de nave colonizadora por su cualidad técnica de atón, es decir, un generalista que conoce un poco de varios ámbitos científicos sin ser especialista en ninguno. En la nueva sociedad alienígena artrópoda que puebla el planeta al que arriban, Yarrow irá descubriendo un mundo nuevo, libre, diferente, que le abrirá nuevas posibilidades, lo que llevaba buscando en la vida, la faceta que el Inglestado pretendía extirparle y que en el nuevo planeta se desarrolla.


Sin embargo, Hal Yarrow es un mediocre lingüista, por tanto, no comprende el prototipo de héroe, y vivirá su despertar a un nuevo mundo gracias a la amistad con el insecto Fobo y el amor que descubre en la extraterrestre de formas homínidas Jeannette. Ádemás, en la profesión de Yarrow se puede deducir una crítica a la especialización extrema donde las ámbitos científicos se convierten en ínsulas independientes o departamentos estanco donde surge la necesidad de generalistas capaces de traducir la información de un campo científico a otro.


La trama se estructura como un tríptico. En la primera parte se nos presenta la vida de Hal Yarrow en la Tierra, atormentado bajo el control del Inglestado, inserto en una sociedad en la que no consigue adaptarse y con un matrimonio abocado al fracaso. Debo destacar de esta parte de la obra la dura discusión matrimonial entre Yarrow y su esposa, Mary, que culmina con una relación amorosa carnal, vacía, realizada por la rutina que establecen los preceptos de la sociedad religiosa que les domina. La crudeza con la que el narrador revela la relación entre estos dos personajes, sumida en un odio mutuo encubierto en un amor fingido que les ha impuesto la sociedad, me resultó impresionante.


La segunda comprende el enfrentamiento entre la rebeldía creciente de Yarrow frente al control cada vez más estricto de su mentor espiritual, Pornsen, y que finaliza con la muerte del segundo, conocedor de la verdadera identidad de Yarrow y su desvío moral de las normas establecidas por Sigmen, el profeta de la religión del Inglestado. Dicho enfrentamiento no podía terminar de otra manera, para asistir al despertar de Hal, éste debía librarse de los brazos del Inglestado, representado por el mentor Pornsen.


La tercera es la que desarrolla a mistad de Hal con Fobo y el idilio romántico entre Yarrow, cada vez más libre de prejuicios, y la alienígena Jeannette, idilio que acaba en tragedia y con la revelación de todos los enigmas de la trama. El personaje de Yarrow ha conseguido su plena identidad y recibe toda la información nueva como un jarro de agua fría, pero el nuevo modelo de amor que ha conocido le parece tan puro que se ve incapaz de sentir repugnancia por haber estado con un insecto parasitario con cuerpo antropomórfico. Todo lo contrario, la sigue amando y así lo demuestra en su parlamento final: “¡Jeannette! ¡Jeannette! Si sólo me hubieras amado lo suficiente para decirme...” (227).


Se desprende en la obra un crítica al peligro que pueden suponer las religiones al controlar una sociedad y conducir un estado hacia el fanatismo religioso. En esta distopía de Farmer no existe diferencia entre religión y estado, pero, más que eso, la religión, con su profeta Sigmen, ha generado unos rígidos preceptos morales que oprimen la libertad y la naturaleza humana, e incluso su visión hacia el futuro, pues pretenden imponer el porvenir como una línea temporal fija e indiscutible, no como un sendero impredecible y enigmático.


La hipocresía moral de las religiones tan bien plasmada por Farmer en esta obra no ha perdido fuerza en nuestros días, pero curiosamente es el extraterrestre Fobo, en conversaciones de Yarrow, qien le discute los errores de los preceptos religiosos del Inglestado y quien le enseña que el hombre no tiene por qué regirse con un modelo moral prefijado, sino que puede elegir puesto que existen otros modelos de vida. Por esta razón, me sorprendió en la novela que son los humanos, con esa sociedad fanática, los que encierran en sí mismos la visión negativa de la humanidad, mientras que unos extraterrestres artrópodos, menos evolucionados tecnológicamente, representan las virtudes de la naturaleza humana.


Por otro lado, también merece la pena destacar el ejercicio prospectivo de ámbito biológico realizado por el autor. Farmer desarrolla un mundo alienígena con dos continenetes, uno donde la especie evolutiva dominante fueron los homínidos y en el otro los insectos, y cómo tras varios conflictos son los segundos los que se impusieron y exterminaron a los primeros. Pero no detiene ahí la especulación biológica, puesto que describe la sociedad de los insectos y sus diferentes posibilidades de evolución, incluido el formidable caso de parasitismo que representa la especie de Jeannette.


En conclusión, el escritor estadounidense Philip José Farmer consigue en Los amantes una mezcolanza interesante de tópicos clásicos del género (como la sociedad alienígena insectoide) junto a una visión y un tratamiento innovador (donde destaco el tratamiento que se le da a la relación matrimonial de Yarrow en la Tierra).


[Imagenes de:

http://clubdecatadores.files.wordpress.com/2011/04/philip-jose-farmer2.jpg

http://4.bp.blogspot.com/_ZvCGSCjzY_A/Sap47ZC6VOI/AAAAAAAARgQ/VrOLf4xP2HE/s1600-h/losamantes.jpg ]