miércoles, 25 de junio de 2008

EL ENIGMA VASCO

Revisión de “Gu ta Gutarrak”, de Magdalena Mouján Otaño.

La revista Nueva Dimensión dio cabida en sus páginas a autores españoles y también latinoamericanos, luchando contra la incomunicación que provoca el Gran Charco. En su número catorce publicaron el relato breve “Gu ta Gutarrak” (Nosotros y los nuestros), de la autora argentina Moujan Otaño. De tema fantacientífico y estilo paródico, esta obrita no fue del agrado de los censores franquistas, quienes decidieron secuestrar la publicación y casi provocar la ruina de esta revista a la que tanto debemos los fans de este género en España.

Es absurdo. El relato no hace daño a nadie. No es peligroso. Su secuestro debió motivarse por la ignorancia de los censores franquistas, que no entendían nada de lo que leían. No es más que una parodia, sobre un enigma científico, un oscurantismo histórico aún no desvelado. ¿Cuál es el origen del euskera? Magdalena Moujan Otaño nos ofrece una cómica versión del asunto que, por lo menos, alegra el espíritu.

Sorprende el estilo y conocimientos de la cultura vasca por parte de una argentina. Supongo que realizó una labor de documentación amplia, aunque el relato presenta varias incongruencias y posee una exageración del habla típica del País Vasco, dado que en todo momento la autora cambia el orden habitual de las frases en español. Tan potenciado está este aspecto que muchas veces más que registro vasco, el que habla parece el maestro Yoda.

Por lo demás, aseguro que su lectura resulta divertida, amen de entretenida. Siendo yo oriundo de Euskal Herria, me reí de lo lindo con la visión de la argentina. Es irreal, sí. La ciencia ficción siempre es más ficción que ciencia, pero resulta cómico ver a un grupo de vascos construir una máquina del tiempo y remontarse años atrás para descubrir su origen. El final lo presenta la autora, cómicamente, encubierto en la narración. El lector debe avisparse para obtener la conclusión lógica: los vascos proceden de sí mismos.

[Imagen obtenida de www.eke.org/es/euskal_herria]

LOS LÍMITES DEL CYBERPUNK


La CF no puede negar la deuda contraida con William Gibson a partir de “Neuromante” (Neuromancer, 1984). Es una compleja presentación cacotópica realizada desde muchos de los preceptos de la llamada posmodernidad: el protagonista antihéroe que lucha únicamente por sus supervivencia dentro del sistema; la información como fuente absoluta de poder y control; el desarrollo de nuevas tecnologías como la IA; neologismos hoy plenamente aceptados como ciberespacio; un lenguaje nuevo para una realidad nueva, etc.

Estamos de acuerdo. El cyberpunk ha revolucionado los planteamientos de la CF y ha creado una visión futurista más cercana al presente y hasta cierto punto más verosímil. Gibson nos ofrece en su obra un mundo amplio, lleno de posibilidades. Él centra su novela en un aspecto concreto, dado que la intención de construir una novela global no sólo resulta una tarea ardua y penosa, sino con excesiva probabilidad un fracaso rotundo para un escritor novel.

Ideado el universo, quizás el elemento más difícil del proceso, lo que ofrece son unas nuevas reglas de juego. Además, éstas no son fijas, si no, lo que terminamos por hacer serían reproducciones de la obra gibsoniana. Nos convertiríamos en meros imitadores. Prácticamente este espectáculo es el que hasta ahora he encontrado en las versiones cyberpunk realizadas en la literatura de CF española, y me remito en caso concreto a: “Un jinete solitario”, de Rodolfo Martínez (en DÍEZ, Julián. Antología de la Ciencia Ficción española 1982-2002. Barcelona, Minotauro, 2003); o “La traición de Judas”, de Joaquín Revuelta Candón; o “Argos”, de José Antonio Cotrina (los dos últimos en VV. AA. Certamen Alberto Magno de Fantasía Científica 2006. Bilbao, UPV, 2007).

No se debe recrear el mismo aspecto del universo del cyberpunk una y otra vez. Considero que las opciones de juego son más ricas. Sí que se debe mantener cierta estética decadente y oscura, de corte distópica; un exceso de tecnología; neologismos sin explicar; personajes decadentes o en proceso de convertirse en ello, siempre víctimas de sus circunstancias, de un mundo que no comprenden, sin poder revelarse; el poder de una economía globalizada irreductible que lo controla todo como el Gran Hermano de Orwell; el ciberespacio contra la realidad, etc.

No encuentro mejor posibilidad que el ciberespacio para jugar con conceptos técnicos de la literatura como realidad y fantasía, porque, en ese mundo tan tecnologizado y herrumbroso frente al otro digital frecuentado por Inteligencias Artificiales, ¿quién diferencia entre sueño y vigilia? ¿Qué es qué? ¿Acaso la realidad digital se convierte en mayor verdad que la realidad tangible y analógica? Las fronteras de los mundos se difuminan. Entra la confusión, tanto para escritor, personajes y lector, hasta el punto en que resulte difícil diferenciar entre ambos planos.

Quizás el ejemplo que mejor llegue a ilustrar mis palabras está en la película “Desafío Total” (Total Recall, 1990), porque transcurre toda la película y siempre permanece en el espectador la incógnita de si el protagonista vive realmente la aventura o todo es parte de la proyección holográfica que solicita al comienzo del film.

Ésta idea me propongo realizar en el nuevo relato que estoy escribiendo. No sólo abarcar el cyberpunk, sino usarlo como herramienta para algo más. Espero que el resultado merezca la pena, aunque todavía es pronto para afirmarlo.



[Imagen obtenida en http://lacomunidad.elpais.com/blogfiles/da-go-agu/cyberpunk_symphony.jpg]