miércoles, 30 de noviembre de 2011

Una space-opera con mucha picaresca


Marín, Rafael (1981)

Lágrimas de luz.

Gigamesh: Barcelona, 2008.


Fue en 1982 cuando apareció por primera vez Lágrimas de luz, de Rafael Marín, como parte de otro de los proyectos editoriales que quiso empezar Domingo Santos desde Nueva Dimensión, aunque ya los días de la mítica revista se acercaban al final. Desde entonces, la novela se ha reeditado varias veces y en diversos idiomas. Incluso puede jactarse de ser una de las pocas obras españolas aparecida en el seno de la colección de la editorial Gigamesh, una de las más conocidas entre los aficionados. Dicho bagaje tiene explicación: Lágrimas de luz es una novela clave en la historia del género en España, una parada indispensable para el aficionado cienciaficcionero que desee conocer el cultivo de la CF en España.


Para empezar, Lágrimas de luz se plantea la pretensión de introducir el género de la picaresca -muy propio de la tradición literaria española- en la ciencia ficción, en este caso en el modelo de la space-opera. No es tampoco la única novela que ha pretendido esta fusión, puesto que también lo intentó Carlos Saiz Cidoncha con Memorias de un merodeador estelar (1995). Pero los logros, a nivel literario, son mayores en la obra del gaditano que en el ciudadrealeño, que peca de un resulta­do sumamente irregular que alterna buenos pasajes (muy picarescos) con otros muy mediocres de humor entre infantil y adolescente


El modelo picaresco le permite a Marín la creación de un protagonista que narre su vida en primera persona y que relate sus desventuras como personaje socialmente marginado. Así aprovecha esta posibilidad para realizar un crítica y una reflexión sobre el mundo en el que vive. Por su parte, la space-opera le brindará como escenario todo el cosmos y un tiempo diferente en el que desarrollar un modelo social distinto al de nuestro presente. La fusión es acertada: el resultado otorga novedad y una lenguaje propiamente hispano en una ciencia ficción preocupada por abandonar la fase de imitación de quien ostenta la batuta dirigente, la ciencia ficción anglosajona, y emprender el camino hacia un cultivo del género con una identidad propia.


Sobre el uso de la picaresca, también se encuentran similitudes en la estructura de la novela, pues comienza a fine (hacia el final), igual que El lazarillo de Tormes (1554), para después en un extenso flashback remontarse a la juventud del protagonista y relatar todas las circunstancias vitales que le han llevado a la situación presente (desde la que cuenta la historia) y justificar dicha situación. En el caso de Lázaro la justificación del relato se refiere a las acusaciones de la mancebía de su esposa con el arcipreste, en el caso de Hamlet Evans, el protagonista de Lágrimas de luz, su postura de individuo frente al estado manipulador que se personifica en su ubicación espacial, la ciudad de Nueva York.


Por otra parte, el mundo ficcional de la novela nos presenta una sociedad de corte medieval, fuerte­mente estratificada, extrapolada a un futuro de conquista permanente, un mundo cuyo sostenimien­to, igual que el antiguo imperio romano, se halla en la conquista. El protagonista comenzará en un estrato inferior, en el seno de una familia de trabajadores. Pero gracias a su formación, obtiene una plaza de formación en el Monasterio, aislado lugar en un asteroide donde se esconden los restos de conocimiento y se forma a nuevos aprendices que después los gobernantes usarán para desarrollar una cultura siempre bajo el férreo control e intereses del estado omnipotente, llamado siempre, como he indicado, Nueva York. El protagonista consigue así convertirse en compositor de cantares de gesta que elogien la labor de conquista.


El puesto de poeta le permite ingresar en la vida de otro estrato de esta sociedad, el militar, y por él iremos descubriendo diferentes personalidades existentes en este mundo, desde el frío y utilitarista capitán Ares Wayne, al pobre soldado incapaz de cuestionarse el mundo, como Turin Macnamara, o al perfecto y eficiente oficial que acaba sacrificando su vida por su superior, Whynnom Salvador. Además le permite al autor realizar diversas reflexiones sobre el sentido de la guerra y el valor, la muerte como pérdida y el escaso o nulo beneficio que otorga la conquista bélica.


El mundo de los poderosos, la elite, aparece en Lágrimas de luz cuando Hamlet, tras desertar como poeta, es abandonado en el planeta Mandara, al que llaman Castigo por sufrir un embargo económico. Allí, para subsistir, debe deleitar con espectáculos a los señores que dominan este mundo. De esta forma se nos describirá a unos aristócratas degenerados, eudemonistas cuyo único objetivo vital es el placer en las formas más excéntricas posibles, individuos enfermos, abúlicos, cuya existencia carece de sentido.


A esta sociedad estratificada le debemos añadir que el autor justifica las posibilidades evasivas de sus ciudadanos alienado principalmente a través de una libertad sexual que suena un poco irreve­rente en la novela, puesto que se limita en la mayoría de ocasiones a relaciones orgiásticas y homo­sexuales, sin desarrollar otro tipo de parafilias que podrían ser propias de ese planteamiento. En cierto modo supone la apertura temática del sexo dentro del género, tal y como estaba sucediendo en la España del momento que venía alejándose de las represiones franquistas, pero al margen de la circunstancia histórica en la que se inserta la novela, el tratamiento sexual resulta un poco, a mi juicio, incoherente dentro de la obra.


Aunque uno de los aspectos más destacados de la novela de Marín es el estilo literario del que dota a su discurso. El autor gaditano consigue un lenguaje sumamente lírico, subjetivo, que explota al máximo referencias literarias, imágenes que buscan belleza, reflexiones del personaje sobre la vida y la sociedad de ese mundo futuro, etc. Ello no evita ciertos errores de un escritor novel que innova con el lenguaje y busca su estilo, pero sí demuestra su honda formación filológica, de la que carecían los autores hispanos predecesores, y que le ha permitido hacer literatura en un género y en un país que todavía no había intentado explotar todas las posibilidades a nivel lingüístico. De esta forma, Lágrimas de luz inició el camino hacia una ciencia ficción más lírica, característica que se ha destacado de la literatura española y de la CF en concreto desde los años ochenta. Por todo ello, se trata de una lectura amena e indispensable para todo aficionado que se precie.


[Fotos tomadas de:

http://librodenotas.com/cuadernosdecienciaficcion/14099/autores-contemporaneos-vi-rafael-marin

http://ablibros.com/libros/fantasia/96208636-LAGRIMAS-DE-LUZ-BOLSILLO-9788496208636.html ]