viernes, 7 de enero de 2011

La fantasía de Bradbury

BRADBURY, Ray

Fábulas fantásticos

Colección de El Mundo, Las novelas del verano

Unidad Editorial, Madrid, 1998.


Fue un regalo de los Reyes Magos que apareció en una librería de antiguo en algún lugar indeterminado que nunca me dijeron. Tarde en decantarme por su lectura, pero haberla realizado y regozar con la prosa lírica de Bradbury tiene su recompensa. La presente edición recoge las siguientes narraciones de este escritor estadounidense: El siguiente de la fila, Esqueleto, El peatón, El gran incendio, Las doradas manzanas del sol, tomados de las colecciones originales The October County y The Golden Apples of the Sun. A continuación, los expongo en cada caso particular, de menor a mayor relación con el género.


El gran incendio nos presenta a una familia preocupada por una niña, la única que posee nombre propio, Marianne, dado que los demás se llaman por las relaciones de parentesco, papá, mamá y la abuela. Y, para más inri, no es Marianne una hija, sino una sobrina.

En el relato los padres, molestos de la convivencia con la joven, que usa la casa como hostal (dormir y comer) esperan ansiosos que su pretendiente le pida a Marianne la mano en matrimonio y así termine alguna frustración personal que sugiere la narración que había tenido la niña y que la había abocado a vivir con sus tíos. Pero sus esperanzas se frustran al observar la abuela que el supuesto pretendiente no es un hombre, sino muchos, y que Marianne está saliendo con muchos jóvenes para aumentar así su autoestima. El relato termina con la aceptación de la carga que les supone Marianne.


El siguiente de la fila es la narración más extensa de la presente colección, que nos muestra a un matrimonio estadounidense de turismo en un pequeño pueblo mexicano. Curiosamente, Joseph y Marie, son dos visiones opuestas de la muerte, concepto sobre el que se fundamentan los rituales del pueblo. Joseph se siente atraído por la muerte y tiene deseos de visitar las momias del cementerio, que son cadáveres desenterrados cuyo rigor mortis desvela una parte de su antigua vida. Marie, por contra, es la superstición y el miedo, el aislamiento de una cultura que no comprende y un idioma que desconoce. Su estancia en el pueblo irá alejando al matrimonio más a más. La narración nos va mostrando a una Marie cada vez más enfermiza, más obsesionada, hasta que al final se tumba en la cama boca arriba y no contesta a las insinuaciones de su marido sobre que ella será otra momia más del cementerio. Así llegamos al párrafo final, donde aparece Joseph conduciendo su coche por el desierto mexicano, solo, y a veces mira el asiento vacío a su lado. Sólo un detalle nos desvela lo sucedido, “en el brazo izquierdo llevaba una cinta de seda negra” (47).


Esqueleto es más fantástico, digamos. Aquí el protagonista es un hombre a quien le duelen los huesos y en una visita al médico, comienza a obsesioanrse con la idea de que en su interior hay un esqueleto. Tanto es así que se enfada pues lo considera un parásito de su fisionomía y desea librarse de él. La obsesión llega a un punto que llama a un misterioso médico, M. Munigant. Cuando su mujer llega a casa, se puso a gritar, pues “muchas veces, en la niñez, Clarisse había corrido por las arenas de la playa, y había pisado una medusa de mar, y había chillado entonces. No es tan horrible encontrar una medusa de mar gelatinosa en tu propio vestíbulo. Puedes dar un paso atrás. / Es terrible cuando la medusa te llama por tu nombre...” (70) [en cursiva en el original].


Sí son propiamente de CF los dos que restan. El primero, El peatón, es una breve y bonita distopía donde el protagonista, Leonard Mead, pasea entre las calles frías y oscuras de una ciudad fantasma en 2052. Nos va relatando en sus reflexiones cómo la gente ya no sale fuera, se queda en sus casas absorvida por la televisión y que ya no leen, por lo que cuya profesión, escritor, ha dejado de existir. Es un individuo resistente al cambio, el bastión de un mundo pasado y terminado. Así que cuando le encuentra la policía, no entiende sus razones, le toman por un loco inadaptado y se lo llevan en el coche patrulla. Y ese fue el último sonido que se oyó en las calles de la ciudad.


Por otra parte, más lírico aún y simbólico, tenemos Las manzanas doradas del sol, donde una expedición se adentra en nuestra estrella para robar un pedacito de la misma y usarla como pila energética en la Tierra. Encontramos citas poéticas sobre el sol y su función, juegos entre calor y frío, entre la oscuridad del espacio y la luminosidad ardiente del astro... Un pequeña joyita en esta colección.


Este libro aparece así como un entremés de este controvertido escritor estadounidense que ha regalado obras de muy diversa calidad literaria, y que ha sido vinculado y desvinculado con la CF en numerosas ocasiones. Desde mi perspectiva, disfruto con el tono lírico, cercano a la poesía, es sus narraciones, y su estilo sencillo, fácilmente legible, sus descripciones coloristas, diálogos de frases cortas, sintaxis poco encorsetada, etc. En conclusión, otra forma de descubrir a Bradbury fuera de sus obras cumbre como Farenheit 451 o Crónicas Marcianas.


[Foto tomada de: http://www.artesuniversales.com/category/ebooks-pdf-ray-bradbury-fabulas-fantasticas/]

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