miércoles, 25 de julio de 2012

Reseña de Muero por dentro, de Silverberg


Silverberg, Robert (1971),
Muero por dentro
Traducción de Carlos Rodríguez.
Madrid: Factoría de ideas, 2001.

Hacía tiempo que no disfrutaba a tantos niveles con una novela de ciencia ficción, pero para mi sorpresa, Muero por dentro ha resultado digna de todo tipo de elogios. La presencia de un tema propio de la ciencia ficción, como es la telepatía, presentada, a) en un ambiente coetáneo del autor, b) con gran instrospección analítica del personaje, como una novela psicológica, ofrecen una visión distinta e insólita al tópico del género.

El argumento es sencillo de resumir, pues el disfrute se halla principalmente en el discurso, en la personal manera en que Silverberg presenta la historia. David Selig está perdiendo la capacidad telepática con la que leía las mentes ajenas y sobre la que construía todo su entorno social, y ello le obliga a reestructurar su vida. Esta particular cualidad, que mantiene prácticamente en secreto, es para Selig más bien un castigo que un don, pero lo usa constantemente, igual que el mecánico usa las herramientas. Su capacidad también ha fomentado la actitud introspectiva e insegura que acaba provocando la depresión constante que mantiene Selig a lo largo de la obra.

La ubicación de la trama en el Nueva York de 1976 (pocos años adelante del momento de escritura), otorga a Silverberg un conocimiento profundo del mundo ficcional, que plasmará y analizará concienzudamente, a través de la perspectiva de David Selig. Así tendremos una pintura de la sociedad americana de la época: las relaciones frías y distantes, las familias desestructuradas, la pluriculturalidad, los problemas raciales y religiosos, el entorno político, las luchas sociales, las drogas... y todo en una perspectiva cambiante como se observa en los diferentes momentos de la vida del protagonista.

La introspección es la otra clave de la novela. Aunque se va alternando la perspectiva entre los fragmento contados por el propio Selig y los que relata el narrador, toda la novela está marcada por la necesidad que tiene el protagonista de analizarse a sí mismo, de justificar todo lo que ha hecho y poder decidir cómo encauzará de nuevo su vida ahora que le abandonan los poderes telepáticos sobre los que erigía sus relaciones con las personas. En todo momento el lector ira reviviendo episodios puntuales de la vida de Selig, intercalados con sus reflexiones, pues Muero por dentro pretende trazar un análisis profundo del protagonista.

Se trata, por tanto, de una novela desestructurada, pues los capítulos no están ordenados y van dando saltos, presentándonos episodios determinados de la vida de Selig mientras avanza la trama en el presente en los otros. El lector debe ir uniendo las piezas de este puzzle que se va completando en la novela, y ello lleva también al escritor a generar un discurso donde los datos van haciendo referencia a diferentes episodios, entrelazando la vida de Selig como un todo y provocando un continuo vaivén expositivo.

Entre otros detalles, destaco principalmente el capítulo de presentación del protagonista. Si bien aparece pasado el ecuador de la novela, cuando ya el lector conoce perfectamente a David Selig, Silverberg realiza un giro de tuerca y nos vuelve a presentar al personaje. Sin embargo, la voz narradora ha cambiado, el propio Selig se desdobla y toda la descripción del personaje se realiza como si fuese una visita turística a una fundación ficticia llamada como el protagonista, donde el guía es el propio Selig, que a veces habla con el fundador, es decir, consigo mismo, en presencia de los turistas, es decir, nosotros, los lectores cotillas. Y dicha visita se centra en el modo de vida de Selig a partir de la limpieza y orden de su hogar y de los objetos, especialmente los libros que denotan sus etapas de lectura, así como la correspondencia privada, donde se esconden las anécdotas de su vida, principalmente amorosa.

También se introduce aquí la enorme cantidad de referencias literarias, que aparecen de una u otra manera en las lecturas del protagonista, que a veces cita, así como la inclusión de los trabajos que hace Selig para los universitarios y con los que se gana la vida, que nos van permitiendo también entender al personaje y su comprensión del mundo. Por otro lado está la ruptura de tabús sexuales, aunque muy marcados por la mente masculina de Selig. El sexo aparece como parte de su vida, y de ahí a las escasas relaciones amorosas que ha mantenido el protagonista a lo largo de sus existencia -principalmente por los problemas de comunicación que posee, derivados por su capacidad telepática-, nos permiten analizar otros episodios determinantes en la construcción de la identidad de David Selig.

Por lo tanto, en Muero por dentro Silverberg va introduciendo, como hicieron otros escritores del momento -en esa corriente llamada 'Nueva Ola'-, modelos narrativos de la literatura general dentro de la ciencia ficción, como son el fragmentarismo (división de la vida de Selig en episodios desordenados) o la necesidad del protagonista de construir su identidad (como personaje posmoderno se considera a sí mismo individuo incompleto que sólo puede encontrar sentido al narrarse a sí mismo). El resultado es una novela que no sólo se preocupa por la fábula (la historia narrada), sino que cuida, y mucho, el discurso, permitiendo disfrutar al lector a varios niveles.

[Fotos tomadas de: http://rescepto.wordpress.com/2010/03/21/muero-por-dentro/
http://deleyenda.blogspot.com.es/2007/08/regreso-belzagor-de-robert-silverberg.html ]

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