martes, 7 de octubre de 2014

BILLY PILGRIM Y LOS TRALFAMADORIANOS


[Este es el tercero de una serie de seis artículos que tengo previsto publicar en este blog sobre la novela Matadero cinco, de Kurt Vonnegut]

Ya había sido explicada en el artículo anterior de esta serie la proximidad que se había ido produciendo entre la posmodernidad y la ciencia ficción, y se había puesto como ejemplo Matadero cinco. Por tanto, en esta novela de Vonnegut, una obra compleja llena de múltiples dimensiones y concepciones, y referente de la literatura posmoderna americana, hay dos elementos relacionables con la ciencia ficción. En primer lugar, está la inclusión de unos extraterrestres, los tralfamado­rianos, que incidirán en la vida del protagonista, Billy Pilgrim. Por otro lado, aunque la novela esté inserta en un mundo contemporáneo al del autor, se produce una incursión en el futuro cuando se relata la muerte de Billy en 1976 (la novela está publicada en 1969) y se revela que el narrador escribe desde un futuro cercano.

A modo de recapitulación, comentábamos en ese anterior artículo que la posmo­dernidad, al poner de manifiesto la crisis de la epistemología de la modernidad, busca una nueva episteme, lo que en literatura ha supuesto, entre otras cosas, romper con las convenciones decimonónicas sobre el tiempo, la conciencia, la identidad, la neutralidad del lenguaje y el desarrollo histórico del argumento y del personaje. También destacába­mos que en la novela de Vonnegut Matadero cinco se cumplen varias de estas premisas: fragmentación de la vida del protagonista y desorden lineal de la exposición, mediante analepsis (Flashbacks) y prolepsis (Flash-Forwards). A ello se añaden ahora la inclusión de elementos de la cultura popular. En el caso que nos ocupa son elementos del género de la ciencia ficción.

Ahora bien, lo interesante es que en la novela de Vonnegut el nuevo paradigma narrativo aparece justificado mediante la intervención de unos alienígenas, los Tralfa­madorianos. Cuando el narrador presenta por primera vez a Pilgrim, al comienzo del segundo capítulo, señala que este personaje afirmaba haber sido abducido por extrate­rrestres que le habían llevado a su planeta, le habían expuesto en un zoo a través de una cúpula de cristal que recreaba el hábitat terrícola y le habían enseñado su concepción del tiempo.

Los terrestres son grandes narradores, siempre están explicando por qué determinado acontecimiento ha sido estructurado de tal forma, o cómo puede aclararse o evitarse. Yo soy tralfamadoriano, y veo el tiempo en su totalidad de la misma forma que usted puede ver un paisaje de las Montañas Rocosas. Todo el tiempo es todo el tiempo. Nada cambia ni necesita advertencia o explicación. Simplemente es. Tome los momentos como lo que son, momentos, y pronto se dará cuenta de que todos somos, como he dicho anterior­mente, insectos prisioneros en ámbar” (p. 81-82 en edición Anagrama).

Desde la perspectiva tralfamadoriana, el tiempo no es lineal, sino que se puede percibir globalmente y se puede observar en el orden que se desee. Billy aprende esa técnica y así lo expresa en la conferencia que ofrece al final de la novela para hablar de platillos volantes y donde anuncia su asesinato cercano. Cuando la gente protesta, él les indica que no han entendido nada de su disertación y se despide con su tradicional “Adiós, hola, adiós, hola” (p. 128), ejemplo de ese ir y venir constante de la narración. De ese modo, al ver toda su vida, la mente de Pilgrim se mueve de recuerdo en recuerdo, hacia adelante y hacia atrás en su vida, estudiando más que su carácter, el fruto de su papel en el mundo desde una perspectiva moralista: la defensa de su identidad altruista ante las imposiciones coercitivas de la sociedad.

No obstante, Matadero cinco es una obra compleja, y la inclusión de los tralfama­dorianos en la obra ha supuesto un debate entre los críticos. Para algunos los tralfama­dorianos forman parte del humor negro que Vonnegut despliega con tanta fuerza en la obra, dado que en sus acciones no son tan serios como sugieren mediante sus palabras.  Para otros, constituyen una fantasía del propio Billy como método de escape para poder asimilar los horrores que ve en la vida, y especialmente los traumas generados en la guerra.

Aun así, una visión del tiempo en su totalidad, conlleva un replanteamiento sobre la responsabilidad moral de nuestros actos en un tiempo inmutable (Billy ya sabe cuándo va a morir y de qué modo, y no hace nada para impedirlo). Por ese motivo, como alegaba más arriba, los saltos atrás y adelante dentro de la vida de Pilgrim le llevan al protagonista a plantearse cuál es su papel en la vida, y de ese modo en Billy Vonnegut representa un nuevo ideal moral: el altruismo.

Como consecuencia, queda claro que la presencia de los tralfamadorianos en Matadero cinco no sólo justifica un nuevo modelo narrativo, basado en la fragmentación y el desorden temporal, sino que también se relaciona con el objetivo de la novela: la refle­xión moral de Vonnegut. El nóvum o innovación aparece de forma tangencial en Mata­dero cinco, dada la fusión de elementos que hay en la obra, pero no por ello pierde su potencial, sino que adquiere un valor adicional, se transforma en una  herramienta para defender la concepción literaria posmoderna.

Vonnegut era consciente de las posibilidades que le ofrecía la ciencia ficción a su pretensión artística. En una entrevista que el profesor de la Universidad de Zaragoza Francisco Collado Rodríguez le hizo a Kurt Vonnegut en su domicilio el 15 de noviem­bre de 1995 (publicada en Atlantis, vol. XVIII, nº 1­-2, pp. 477­-485), entre otros temas, el escri­tor habló de cómo concebía él los argumentos de sus obras. En su descripción habla de que su modelo de trabajo es el mismo que el de su hermano y sus amigos científicos: plantearse una premisa, un “¿qué pasaría si...?” (“What if...?”), y de ahí surge el expe­rimento narrativo. Es precisamente el modo de creación de los escritores fictocientíficos y la idea del nóvum o innovación que planteó Darko Suvin. Quede esta sentencia como muestra del conocimiento del potencial de la ciencia ficción que tenía Vonnegut y la consciencia con la que acudió al género en obras suyas como la presente Matadero cinco.


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