jueves, 10 de junio de 2010

CUENTOS DE CLARKE


En 1998 El mundo, en acuerdo con Unidad editorial sacó una colección de libros muy finos que llamó “las novelas del verano”. Algunas eran de CF, como la que ocupa este espacio. En concreto el autor elegido es el aclamado Arthur C. Clarke, de quien ya se han tratado anteriormente en este blog sus novelas El fin de la infancia y Cita con Rama. En concreto ahora se abordarán algunos cuentos del escritor británico, aquí englobados bajo el título de el primero de ellos: 'El centinela'. El resto de relatos son 'Antes del Edén', '¿Quién está ahí?', 'En el cometa', 'El pacif
ista', 'El Muro de oscuridad' y 'La estrella'.


'El centinela', famoso por ser la narración precedente a 2001: odisea en el espacio, el film que dirigio Kubrick y cuyo guión escribió en colaboración Clarke y de la cual después escribió varias secuelas. El cuento es breve y no otorga la posibilidad de duda al lector. El narrador, un explorador espacial que encuentra un monolito en el monte Olimpo, en Marte, desvela toda la clave del mismo. El misterio que se mantiene en los libros y en la película sobre el extraño artefacto alienígena en el Centinela era totalmente desvelado.

'Antes del Edén' se salva a mi juicio por la aclaración final, donde se produce un salto de perspectiva por parte del narrador. Aquí se cuenta la exploración en venus. Los astronautas descubren en un abismo una condensación de oxígeno un poco mayor a la habitual. Allí acuden ante la posibilidad de que dicha proporción de aire hubiera generado vida. Hallan un ser vivo, un liquen que se arrastra por el sueño en busca de alimentos. El epílogo es demoledor. El liquen se alimenta de los desperdicios que habían abandonado los humanos tras finalizar sus estudios. En dichos desperdicios había bacterias y nuevamente la ignorancia humana provoca un desastre en el universo, el fin de una nueva vida que eclosionaba en un planeta. La moraleja es clara: el hombre no se haya aún preparado para la exploración espacial.

'¿Quién está ahí?' es un cuento que parece orientarse hacia el terror para terminar con cómicamente. Un astronauta se pone el traje espacial para realizar unos trabajos en el exterior de la nave. Una vez se encuentra en la omnipresente noche comienza a oír extraños ruidos. Le vienen a la mente leyendas de otro colega de profesión que desapareció misteriosamente. Se adueña de él el miedo y, de repente, algo le roza la nuca. Se desmaya y cuando despierta en la nave descubre que es el hazmerrier y que los ruidos tenían una razón lógica: había otro ser vivo en el traje, unos gatitos. Clarke muestra cómo el miedo es parte de la naturaleza humana y puede incluso con los más inteligentes.

En el siguiente cuento, una nave acude a explorar un cometa. 'En el cometa' la nave sufre interferencias en el funcionamiento electrónico y el ordenador no realiza los cálculos correctamente. Cuando los astronautas están más deprimidos porque se ven incapaces de trazar un rumbo de vuelta a la tierra, al protagonista se le ocurre construir un ábaco. Con este artilugio tan antiguo consiguen salvarse y salir de la estela del cometa. Clarke demuestra la fuerza del ingenio humano y de la tecnología tradicional, capaz de seguir compitiendo con todos los ingenios electrónicos modernos. Además, es un aviso para caminantes hacia la excesiva dependencia que el hombre está generando con los máquinas.

'El pacifista' es un relato enmarcado en una narración mayor, ambas sobre el mismo tema, el hombre y la máquina. Si en la que hace marco unos compañeros en un bar se enfrentan a una inteligencia artificial en un juego, en el relato que narra uno de los presentes en la taberna se describe la creación de un cerebro electrónico capaz de generar todas las estrategias militares necesarias que conduzcan a un ejército a la victoria. Pero el proyecto fracasa dado el desacuerdo constante entre militares y científicos. Sin duda, vale más la pluma que la espada. Dicha afirmación se demuestra cuando el lector descubre la venganza del científico, consecuencia del tiránico control al que le sometía el militar director del proyecto.

La narración más extensa es 'El muro de la oscuridad', y también la más fantástica. En un extraño planeta la gente vive sólo en una franja latitudinal, la única que ilumina el sol llamado Trilorne. Al norte los hielos hacen inhóspita la región. Al sur se extiende progresivamente la oscuridad de las tierras sombrías cuya luz no baña Trilorne y que culminan es un formidable muro, construcción de una civilización antigua ya extinta. El protagonista, obsesionado por superar el muro, emplea su riqueza en construir una enorme escalera. El problema es que una vez superado el muro, el misterio no es más que un problema de física, tal y como lo explica uno de los personajes.

'La estrella no sólo cierra la colección, sino que él mismo termina con una afirmación contundente. En breve espacio este cuento posee enorme fuerza. Un padre jesuíta acompaña como astrónomo a una expedición que acuda a la nebulosa del Fénix a estudiar los restos de una supernova. Allí encuentran en un planeta errante desplazado de algún sistema solar los restos de una civilización que, intuyendo el ajusticiamiento al que les sometería el sol, guardaron para no ser olvidados todos sus saberes y riquezas. La fe se tambalea en el jesuíta se queda estupefacto ante el descubrimiento. Porque, al estudiar las cronologías, descubre que coincide con un hecho relevante en la historia de la humanidad. Ese final tan rotundo es la fecha certera que señalaba otro famoso cuentista, Horacio Quiroga, como requisito de un buen cuento.

En definitiva, cuentos cuya lectura se disfruta y que muestran los fuertes del escritor británico, los problemas que plantea a partir de sus conocimientos científico. Éstos destacan por encima de sus deficiencias, cuestiones puramente literarias, ya sea utilizando estructuras más tradicionales, a veces incluso decimonónicas, o presentando personajes planos o vacías, carentes de historia o carácter con lo que con dificultad escapan a simples cliches o tipos literarios prefigurados.

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